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La huella del racismo


Henry Commanger dijo una vez una frase mítica que resume el contenido de esta entrada: "Destruimos la esclavitud, pero fracasamos en hacer lo propio con el racismo". Por supuesto el deporte también se ha visto afectado por ello. En este comentario de ningún modo pretendo dar lecciones de moralidad, sino simplemente explicar cual es mi visión personal acerca de este problema extremista.

Mucha gente considera como paradigma de racismo que Hitler se negara a darle la mano a un atleta de color negro en los Juegos Olímpicos de Berlin de 1936. Pero no sería justo tomar ese ejemplo como mero punto de partida. El racismo ha existido siempre. Como prueba de ello voy a tratar la figura del primer ciclista de piel negra de la historia en ser campeón: el estadounidense "Marshall" Major Taylor.

En 1899 Taylor consiguió vencer en la prueba de pista de velódromo de 1 milla, logrando ser uno de los primeros deportistas de piel negra que consiguieron triunfar en una disciplina deportiva. A pesar de demostrar continuamente su enorme talento en su país, apenas le daban oportunidades, vetándole en muchas pruebas ciclistas. Aunque tuvo suerte de que durante sus días de gloria el Ku Klux Klan experimentara una importante decadencia, no por ello dejó de sufrir lamentables golpes y palizas, tanto dentro como fuera de su profesión.

En esa época Europa estaba un poquito más avanzada en ese sentido. Taylor gozaba de grandísimo reconocimiento en Occidente.

Es cierto que las ideologías fascistas todavía no habían nacido como tales, y que por supuesto una amplia e influyente parte de la sociedad europea era racista y en muchos casos xenófoba, pero probablemente a principios del siglo pasado fue uno de los pocos momentos históricos en los que a mi modo de ver pudimos mirar por encima del hombro al país de las oportunidades que en ese momento intentaba progresar en madurez. La humanidad no comprendía que no importaba que fueses blanco o negro; lo que realmente importa es que si nos cortan todos sangramos igual, y que aunque nuestras pieles sean diferentes, nuestros corazones son iguales.

Podéis rebatir mi opinión justificándoos con que el racismo imperaba en épocas pasadas porque en una sociedad cruel una buena persona tiende a convertirse en todo lo contrario. Pero ésto es matizable.
Evidentemente, a medida que ha pasado el tiempo, el racismo ha sido sometido a un control mucho más severo y cada vez es menos aceptado socialmente, pero aún así: ¿os habéis preguntado alguna vez los prejuicios que explican que no haya ciclistas de raza negra en el pelotón profesional?.

Es cierto que el ciclismo es un deporte que tiene más éxito en Europa que en el resto del mundo, pero eso no explica que a pesar de que los europeos nos consideremos muy progres, en la práctica no entendemos que el racismo equivale a valorar la calidad de un libro meramente por su portada. En lo que a la igualdad de oportunidades se refiere sólo debería existir una raza en el mundo: la humana.

En honor a la verdad, actualmente el ciclismo no es de los deportes en que más se pueda vislumbrar el racismo, la xenofobia o la misoginia, pero está claro que las desigualdades existen en un porcentaje bastante elevado.

No tacho como racismo el hecho de que la afición francesa pite a Rafa Nadal en Roland Garros, o los continuos ataques de la prensa gala a Induráin, Armstrong o a Contador. Estes casos, podrían ser tachados como mucho de xenofobia, aunque yo ni siquiera utilizaría esa palabra. Es pura envidia cargada de imbecilidad. Y para nada es un fenómeno exclusivamente extranjero.

Las grandes diferencias de trato que existen entre los ciclistas de ambos sexos no son conductas racistas: son más bien estereotipos de género adquiridos.

Incluso cada vez se va haciendo más latente el odio hacia lo nacional: hoy en día, debido a una tendencia generalizada a odiar lo exitoso, hay bastantes aficionados españoles que ansían que gane un deportista extranjero antes que un español. Eso tampoco es racismo: simplemente es estupidez supina.

Considero que el racismo existirá toda la vida, en cualquier ámbito deportivo, político, económico o social. Por mucho que intentemos cambiarlo, el ser humano es así: muestra superioridad ante lo desconocido, no sólamente como medida protectora, sino también como sistema de evasión ante sus problemas.

Es cierto que la igualdad es un derecho que en muchos casos dista de convertirse en hecho, pero si todos ponemos un poco de nuestro esfuerzo en respetarnos, todos saldremos beneficiados, y la competición deportiva será más enriquecedora y atractiva. Sigamos a nuestros deportistas favoritos sin importarnos si estos son hindúes, yankis, musulmanes o coreanos. Disfrutemos con lo que nos dan sin quitarles nada.

Muchas gracias por leer esta entrada.

Miguel Prado Alonso
La huella del racismo La huella del racismo Reviewed by Miguel on 21:05 Rating: 5

2 comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. muchas gracias:) Sé que no escribo bien, pero lo paso guay comentando de vez en cuando.

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